Buceo con lobos Marinos
(Otaria flavences sp.)
Técnica y logística
- Las salidas se realizan generalmente por la mañana.
- La navegación es de 30 minutos hasta el sitio con buen clima.
- La profundidad no supera los 8 metros con marea alta.
- La diferencia de mareas es de 4 a 5 metros.
- La visibilidad normal es entre 4 a 10 metros.
- Fondo de tosca con concavidades arenosas y grietas, tapizado por algas.
- Los grupos en el agua no superan los 6 buzos con un instructor.
- El tiempo de inmersión promedio estimado es de 45 minutos.
- Utilización de equipo completo con scuba y traje 7 mm.
- No se pueden tocar los animales.
- Buceos: conservarse juntos y en parejas, contacto visual con el instructor-guia.
buceo@scubaduba.com.ar
+54 (0280) 44 52699
Boulevard Alte. Brown 893 Puerto Madryn (9120), Chubut
Salimos con destino Punta Loma, en navegación costera, pasando por Punta Cuevas, desde donde se divisan la Cuevas de los galeses, el monumento al Indio Tehuelche, el Ecocentro, luego playa Kaiser con el naufragio del mismo nombre descansando en la arena, Punta Este con su majestuoso acantilado coronado por la baliza, Playa Paraná y el Naufragio Folias aflorando imponente entre la espuma de la marea. Arribamos a Punta Loma, luego de media hora de navegación, podemos observar cormoranes y gaviotines que anidan en los agrestes acantilados. Más abajo en las rocas próximas a la línea de marea un grupo de lobos descansan despreocupados.
Inmediatamente y sin siquiera haber tirado el ancla, un enjambre de lobos juveniles se aproximan curiosos. Luego de vestidos y chequeado todo el equipo, los buzos ingresan al agua, con el sonido del chapuzón despertaron los lobos que estaban en la costa y como una catarata se abalanzan al agua para sumarse al festín subacuático.
Debajo del agua un increíble el espectáculo verde azul, lobos danzando al ritmo de los rayos del sol y el mar!!!
Adonde fueran los buzos, los sigue una rueda de lobos que alternativamente se posicionan frente a ellos, se contornean, los imitaban dejando escapar burbujas, los miran invertidos, o les mordisquean las aletas para invitarlos a jugar...
Luego de 45 minutos de inmersión vuelven a la embarcación ya sin aliento de la emoción y con las retinas cargadas de aquel espectáculo.
Una vez recuperados durante el viaje de vuelta no paraban de hablar como cotorras de esos 45 minutos en aguas patagónicas... en aquel buceo no hubo frío sino una cálida sensación de camaradería.
Esos 45 minutos los acompañaran como una marca a fuego en el corazón de aquellos buzos afortunados, por el resto de sus vidas para compartir con otros buzos a nivel mundial los sentimientos que generan la grandeza de un cetáceo, la agilidad de un delfín o la gracia de un lobo que desde siempre se encuentran en aguas de nuestra provincia.